Descripción
La que os proponemos es ciertamente la más bella, la más grande y la más detallada vista del palacio vaticano, seguramente obra del Maggi, a pesar de que el papel no contenga ni el nombre del dibujante ni el del grabador. La atribución de esta paternidad es posible comparando otras opiniones de segura atribución y notando la misma técnica y el mismo estilo. Esta estupenda vista contiene en la esquina superior derecha una dedicatoria a Pablo V y al frente de la leyenda un prefacio «a los lectores» firmadas ambas por el abad Paolo de Angelis. La vista propuesta representa fielmente la basílica de S. Pedro y el palacio vaticano como eran en 1615.
Realizado con la técnica del grabado sobre cobre está constituido por varias hojas montadas sobre «tela a tamiz» con el fin de mejorar la conservación, facilitar su legibilidad y facilitar el transporte. Varias eran las dificultades que los grabadores de los siglos pasados encontraban en la preparación de las matrices con el método del grabado. Los tiempos de ejecución eran muy largos y el trabajo realizado no era susceptible de correcciones. Además, el número de copias que era posible realizar era limitado, ya que las planchas de madera y de cobre, sometidas a un aplastamiento repetido de la prensa, tendían a deteriorarse rápidamente.
El soporte sobre el que se transfiere la imagen está constituido por papel de algodón puro al 100% encontrado en una antigua papelera, ya operativa cuando esta obra veía la luz
por primera vez. Con el fin de recrear ese encanto que las obras del pasado saben infundir, las hojas experimentan manualmente y singularmente un proceso de envejecimiento a base de sustancias rigurosamente vegetales. A continuación se realiza la operación de fijación del papel sobre lienzo, también en puro algodón crudo, que sufre, al igual que el papel, una sabia obra de invención. La coloración del acuarelo confiere al sujeto una visión policroma de indudable efecto escénico. Todo esto con el fin de realizar un producto que, tanto para los materiales utilizados como para la técnica utilizada, recupere la belleza y el valor histórico-cultural del original.
El soporte sobre el que se transfiere la imagen está constituido por papel de algodón puro al 100% encontrado en una antigua papelera, ya operativa cuando esta obra veía la luz
por primera vez. Con el fin de recrear ese encanto que las obras del pasado saben infundir, las hojas experimentan manualmente y singularmente un proceso de envejecimiento a base de sustancias rigurosamente vegetales. A continuación se realiza la operación de fijación del papel sobre lienzo, también en puro algodón crudo, que sufre, al igual que el papel, una sabia obra de invención. La coloración del acuarelo confiere al sujeto una visión policroma de indudable efecto escénico. Todo esto con el fin de realizar un producto que, tanto para los materiales utilizados como para la técnica utilizada, recupere la belleza y el valor histórico-cultural del original.
Realizado con la técnica del grabado sobre cobre está constituido por varias hojas montadas sobre «tela a tamiz» con el fin de mejorar la conservación, facilitar su legibilidad y facilitar el transporte. Varias eran las dificultades que los grabadores de los siglos pasados encontraban en la preparación de las matrices con el método del grabado. Los tiempos de ejecución eran muy largos y el trabajo realizado no era susceptible de correcciones. Además, el número de copias que era posible realizar era limitado, ya que las planchas de madera y de cobre, sometidas a un aplastamiento repetido de la prensa, tendían a deteriorarse rápidamente.
El soporte sobre el que se transfiere la imagen está constituido por papel de algodón puro al 100% encontrado en una antigua papelera, ya operativa cuando esta obra veía la luz
por primera vez. Con el fin de recrear ese encanto que las obras del pasado saben infundir, las hojas experimentan manualmente y singularmente un proceso de envejecimiento a base de sustancias rigurosamente vegetales. A continuación se realiza la operación de fijación del papel sobre lienzo, también en puro algodón crudo, que sufre, al igual que el papel, una sabia obra de invención. La coloración del acuarelo confiere al sujeto una visión policroma de indudable efecto escénico. Todo esto con el fin de realizar un producto que, tanto para los materiales utilizados como para la técnica utilizada, recupere la belleza y el valor histórico-cultural del original.
El soporte sobre el que se transfiere la imagen está constituido por papel de algodón puro al 100% encontrado en una antigua papelera, ya operativa cuando esta obra veía la luz
por primera vez. Con el fin de recrear ese encanto que las obras del pasado saben infundir, las hojas experimentan manualmente y singularmente un proceso de envejecimiento a base de sustancias rigurosamente vegetales. A continuación se realiza la operación de fijación del papel sobre lienzo, también en puro algodón crudo, que sufre, al igual que el papel, una sabia obra de invención. La coloración del acuarelo confiere al sujeto una visión policroma de indudable efecto escénico. Todo esto con el fin de realizar un producto que, tanto para los materiales utilizados como para la técnica utilizada, recupere la belleza y el valor histórico-cultural del original.
